lunes, 5 de octubre de 2015

Seres De Otoño


He nacido en otoño, de bellos tonos crepusculares cobijado, cuando los grandes bosques trascienden hacia la vejez de sus tantas vidas.
Tan hermoso paisaje, saturado de color naranja y de fresco aroma mezclado de las delicias que arrastra el viento.

"Soy un ser de otoño" ... al fin me he dado cuenta, que es la estación más eterna.
La rápida primavera que asemeja a un torbellino de juventud en el alma, va pasando de una manera veloz y deja muy poco que recordar.
Los veranos son más estrechos a los recuerdos, sin embargo, la brisa calurosa con algunas ocasionales lluvias perdidas, no permean el tiempo de la memoria.

Pero el otoño, ¡Oh, el otoño! El tiempo, sin duda se alenta, no como el invierno que todo paisaje paraliza. Todo el recorrido de sucesos pasados se renuevan, como si estuvieran bajo esas hojas caídas de los arboles, que al remover un poco, brotaran tan nítidos y vividos como los lejanos días.

Solitario o acompañado, cada quien cobija su alma con diversas formas en la estación castaña, que pierde esos colores madera cuando el sol se recuesta sobre las montañas regocijado en tono rojizo.
La luna se asoma, su rayos no parecen ser tan diferentes, sin duda su presencia crece y el frío viento la acompaña, pero por alguna razón es un disfrute la noche cotidiana.

Soy un ser de otoño, nacido en un estación mítica, dónde las antiguas culturas se refugiaban en ritos de magia, candiles, palabras y sueños nocturnos de vida.
Aún en lo más lejano se escuchan poesías bohemias, en algún café de las ciudades, se entonan canciones variadas acompañando a las letras no tan olvidadas.

"Soy un ser de otoño", de alegres tonos musicales, que sólo el invierno dormirá hasta otro ciclo estacional.
¿Qué sera de mi cuando el sol ya no brille más en mi alba y el aroma se pierda en aquella obscuridad?
Las castañas seguirán, los atardeceres enrojecerán y  las noches a la luna y estrellas de nuevo adornaran, sin embargo, otro ser otoñal las apreciara.

Al fin me he dado cuenta, que es nacer bajo la eternidad...

                                                                                                                Autora: Elvira Álvarez F.

lunes, 19 de enero de 2015

El Violinista Solitario.




"Desde el pasado, el tiempo siempre marca el ritmo en la vida de una obra ...
a veces eterna y de vez en cuando efímera".


Hace mucho tiempo existía un pequeño pueblo ubicado entre una región cuya principal característica era el ambiente hostil que le rodeaba: frío, con bosques silenciosos, enigmático y hasta cierto grado melancólico y detenido en el tiempo. Este sitio se había convertido en alegre y pintoresco por un violinista nato, que se decía era el juglar de la naturaleza misma. Sus hermosas melodías, compuestas por su corazón e interpretadas por su hermoso y misterioso violín blanco, le daban vida a ese pequeño pueblo hostil.
Aquel violinista,de un talento indudable,se llamaba Wilhelm.
Este joven que había quedado huérfano desde muy temprana edad, lo había adoptado su tío quien, con mucho cariño, lo cuido y le enseño a ser una persona capaz, honesta y humilde.

Su tío era conocido en el pueblo por ser un artesano talentoso, pero también por tocar aquellos instrumentos que construía. Al pequeño le enseño a construir hermosos violines y le dio unas cuantas clases para que aprendiera a tocarlo. Wilhelm comenzó entonces a adentrarse en el fantástico universo de las composiciones,hasta que un día,y sin previo aviso (así como lo es la vida),su tío falleció.

El chico había quedado totalmente solo, ya no tenía una familia quien cuidase de él.
Para su fortuna, Nadia, una vecina que por años había sido amiga de su tío, lo ayudo dándole a diario sustento alimenticio, a cambio,Wilhelm tocara el violín de su tío para ella:
-Sabes Wilhelm,tu tío me decía que eras un chico muy especial,pues,sabia que aprenderías a tocar y componer hermosas canciones en tan poco tiempo- Decía Nadia.
Con estas palabras de aliento el chico practicaba con mayor entusiasmo todos los días y varias horas. En el antiguo taller de su tío, solía construir algunos instrumentos, recordando y utilizando lo que había aprendido, así pasaron varios años, el chico se convirtió en joven y a ser independiente y capaz como su tío le había enseñado.

Un día el joven violinista, decidió internarse en el bosque de cedros para hallar un poco de madera y fabricar su violín.
Paso algunas horas buscando, pensó que no encontraría absolutamente nada y justo cuando regresaba al pueblo, encontró cerca del rió un gran cedro derrumbado.
Era un hecho extraño, parecía que la misma naturaleza se lo había obsequiado,pues entre tantos y hermosos cedros,aquel era el único de color blanco.
Wilhelm estaba feliz,de inmediato corto un trozo ancho de aquel árbol y lo llevo a su casa.
Trabajo arduamente y casi sin dormir en su violín.Trabajo durante quince días y al final el resultado fue su hermoso violín blanco.
No tardo mucho en afinarlo y al cabo de unos minutos salio de su casa y comenzó a tocarlo.
El sonido comenzó a embriagar a todo el pueblo,y todos empezaron a preguntarse de donde provenía aquel hermoso sonido.Escuchando a su curiosidad,las personas fueron a reunirse afuera de la casa de Wilhelm para escuchar aquella composición.
Al terminar de tocar la canción fue una grata sorpresa para él al ver a la gente que le aplaudía y lo felicitaba por tan hermosa canción. Así fue que tocaba día a día fuera de su casa, siempre una nueva composición o de vez en cuando algo de su repertorio.Poco a poco el chico se ausentaba de las personas, después de que tocaba en el amanecer, las personas lo veían irse al bosque de cedros y regresar unas cuantas horas tarde a su casa y salir al día siguiente siempre con la misma rutina pero con una composición diferente, sólo de vez en cuando, de esas extrañas veces, se le podía ver platicando con Nadia o solo caminando, siempre pensando.
Conforme fue creciendo Wilhelm,sus composiciones se hicieron mas elaboradas, y no tardo mucho para que los viajeros que pasaban por el pequeño lugar,llevaran de boca a oídos de muchas personas lo maravilloso que era este violinista.

En poco tiempo el pueblo empezó a tener visitantes de lugares lejanos.Las personas ajenas al  pueblo comenzaron a extender más y más la fama de éste, poniéndole el sobrenombre de "El pueblo armónico" ,debido a que las melodías armonizaban con el entorno natural:
-¿Como es que creas melodías tan bellas,siendo tú tan joven?- Preguntaba un curioso a Wilhelm.-Yo no compongo las canciones, es la naturaleza y el entorno quien las compone...yo sólo escucho lo que existe, mi cabeza lo escribe y después lo hago sonar para que todos los puedan escuchar...- Contesto el humilde violinista,impresionando a todos y llevándose más halagos.

Todo parecía ir bien,pero como en todo ser humano es natural, no falto la envidia. Un joven llamado Gregori, también violinista, había escuchado los rumores acerca de Wilhelm y decidió trasladarse hasta aquel pequeño pueblo para retarlo a una competencia, quien ganara seria reconocido por el otro como el mejor violinista.
Tardo casi una semana en llegar hasta aquel lugar. Al llegar allí no tardo mucho en encontrar el hogar de Wilhelm,y tocando de forma casi colérica la puerta, exigió que le abriese.La gente escucho el barullo y comenzaron a acercarse para ver lo que sucedía.
Wilhelm salio de inmediato,un tanto furioso,pues,se encontraba componiendo una canción. Al tratar de cuestionar a Gregori éste lo empujo hacia su casa y viendo el humilde hogar dijo burlándose:
-Vaya,¿Dicen que eres un violinista virtuoso?,si tu casa es una verdadera pocilga.
-Esta era casa de mi tío,y me enorgullezco de vivir aquí, no creo que lo comprendas muy bien, pues al parecer eres una persona ajena de éste lugar, además....
- Contesto a la ofensa Wilhelm, quien fue interrumpido.
-No me interesa.He venido aquí a desafiarte,pues,aunque no lo sepas,yo Gregori,soy uno de los mejores y dotados violinistas virtuosos de la casa y colegio de música de la ciudad.He ganado reconocimientos por varios maestros y gente importante, a diferencia de ti,que eres un campesino analfabeta,mugroso y claro muy pobre.No dejare que te proclamen el mejor violinista de la región pues no lo eres, así que te lo repito, te reto a un duelo.
Wilhelm lo miro por unos segundos y se dirigió a la puerta de su casa diciendo amablemente a su retador:
-Lo siento,pero yo hago música por gusto,no para ganar algún reconocimiento, si eso me lo obsequia la gente es porque quiere dármelo. Al igual que no me interesan los bienes materiales,como ya te he dicho yo soy muy feliz viviendo aquí y también he recibido buena educación, te pido, salgas de mi casa y no te vuelvas a parar por este pueblo a menos de que sea por buena voluntad o charlar.
Gregori se quedo estupefacto,pero lo que hizo Wilhelm logro que se enfadara mas.En un acto de verdadera inconsciencia y furia, comenzó a tomar los pocos instrumentos que había en la casa y los destrozo. Se subía sobre ellos,pateaba los restos de madera y les escupía a los despojos.
Aquellos violines fueron alguna ves hechos por el tío de Wilhelm,quien al ver tal acto, reventó de furia:
-¡Como te atreves a destrozar algo que no te pertenece,solo por un capricho...!- Reprocho.
-Ya te dije, ningún mozo como tu me humillara, así que o aceptas mi reto o mando destruir esta porqueriza a la que llamas orgullosamente hogar...-
Sin poder hacer nada, Wilhelm tubo que aceptar el reto de Gregori,y así quedo la fecha fijada para esa misma tarde, ambos debían de tocar la mejor canción de su repertorio.
La mañana transcurrió deprisa,las personas del pueblo se reunían. La noticia corrió rápido entre los lugareños y los que pasaban por el pueblo.
Algunas otras personas empezaron a llegar de los pueblos cercanos al escuchar sobre esto, todos se arremolinaban para presenciar el duelo.

Finalmente llego la tarde.
Antes de que el sol comenzara a ocultarse tras las gélidas montañas del lugar comenzó el duelo. Ambos violinistas se encontraban en el centro de una pequeña especie de plaza, donde el pueblo a veces se reunía para hacer fiestas:
-Yo comenzare primero, pues, creo que por mi estatus musical y por ser el retador, tengo aquel derecho.- Dijo el violinista engreído, poniéndose frente a Wilhelm y a las personas presentes.
Tomo su violín y con aires de grandeza comenzó a tocar su composición. Esta fue larga,fina,delicada y maravillosa, tan exquisita como esas piezas de grandes maestros clásicos bien interpretadas.
Finalizo, la gente aplaudió fuertemente,Gregori agradeció, realizo algunos ademanes y después se fue a reunir con las personas quienes lo aclamaban, no sin antes decirle a Wilhelm:
-¿Lo ves?...hasta las personas de este lugar, tú gente, aprecia mi incomprensible y bien estudiado arte de academia. Yo,ya he ganado, no creo que puedas superar lo que me han enseñado.

Al parecer a Wilhelm no le importaron aquellas palabras; el sol ya no estaba,pero aun había luz,el crepúsculo era hermoso e inspirador.
El violinista, con una pícara sonrisa y unos ojos que parecían encender un extraño brillo en su interior, tomo su blanco instrumento y comenzó a entonar aquellos sonidos embrujadores y excitantes para el oído.
Su canción duro casi lo mismo que la de Gregori pero rompió las expectativas.Toda, absolutamente toda la canción capturo a las personas,incluso a las que apoyaban al pedante y egoísta contrincante. Varias tenían sobre sus rostros,lagrimas cristalinas que la canción de Wilhelm había logrado sacar.
La melodía termino.Hubo por unos segundos un silencio que se rompió con los fuertes aplausos de todo el publico, no se encontraba duda alguna,Wilhelm había ganado.
Toda la gente lo felicitaba mientras Gregori solo veía, contemplaba sin poder creerlo.

La ira no tardo en surtir su mortífero efecto y en un arranque de locura,Gregori lanzo un puñetazo a Wilhelm,éste logro esquivarlo de su cara tropezando al retroceder, lo cuál enfureció aun mas a su contrincante quien tomo una piedra cercana a él y que era poco más grande que su puño y la lanzo colérico hacia el violinista caído, asestando su puntería sobre el cráneo y abriendo una mortal herida.
Las personas al ver lo sucedido se lanzaron sobre el cuerpo de Wilhelm para auxiliarlo, contuvieron la hemorragia y pedían a otros que fueran a buscar ayuda o cosas que lo pudieran salvar pero fue un intento inútil, se debilitaba, su respiración comenzó a disminuir hasta cesar por completo, era lamentable, pero el violinista había fallecido.

Entre la muchedumbre que trataba de ayudar al músico caído,Gregori tiro su violín y salio corriendo del lugar entre la gente que se olvido por completo de su presencia en el sitio. Cuál vil cobarde y temeroso abandono el pueblo, mientras corría veía de reojo hacia atrás. El acto realizado reflejó todo lo que era y esa última imagen siempre se lo recordaría, nunca más se supo sobre él.

Enterraron a Wilhelm en un cementerio cercano al pueblo. Al lado de su tumba colocaron entre piedras el estuche con su violín blanco y sobre su lápida colocaron un epitafio: -"Suplico a la melancolía, al viento de la noche fría, que por ahora y siempre resguardes a éste juglar y sus melodías. Que la noche no olvide como olvida la vida"-.

Su tumba jamas volvió a ser visitada. Las flores obsequiadas de las personas rápidamente se marchitaron con el pasar de los años.
Sobre el pueblo cayo una tristeza perpetua, ya nadie hablaba del violinista, más que alguno que otro se atrevía a recordar y contar a los curiosos de lo sucedido, por primera vez en mucho tiempo la nieve que caía regreso y devolvió la antigua hostilidad que había perdido el pueblo con las canciones de Wilhelm.
Nunca mas volvió a escucharse aquellas hermosas canciones, había algunos que decían que en ciertas noches,en el cementerio dónde yacía aquel violinista solitario,se escuchaba una melodía espectral, parecida a la última canción tocada por él pero con tonos tristes, lejanos, profundos, así como un "Requiem" de la naturaleza en el invierno.


Autora: Elvira Álvarez F.

sábado, 1 de noviembre de 2014

"La Catrina Y El Pulque" (Calavera Literaria I )

"Gran Fandango" (1910)
Autor: José Guadalupe Posada
Estaban las personas en pleno festejo,
haciendo de uno a otro algún cortejo.


Todos celebrando aquel dia de muertos,
todos entraban en la fiesta y los festejos,
entre pan,tamales y brebajes secretos,
llego la calaca a cobrarles los impuestos.

Ofrecieron entonces a aquella sutil señora
un elixir para el frío de esa hora.

La huesuda acepto con bastante agrado
aquel líquido algo concentrado,
bebió y bebió hasta que se empacho,
curioso fue que la flaca se emborracho.

Al día siguiente 3 de noviembre
se levanto con dolor de Septiembre
(con dolor de cabeza pero sin fiebre si me entienden).

Se dio cuenta de inmediato al recordar,
pobre Catrina se alegro de tanto bailar,
pero por irse en la noche a embriagar
las almas que debía llevarse se le olvido cobrar.

Otra vez me engañaron,¡maldita sea mi suerte!
de nuevo por el pulque,caí más muerta que la muerte.
Autora: Elvira Álvarez F.

"Calavera Garbancera" (1913)
Autor: José Guadalupe Posada.

lunes, 13 de octubre de 2014

Dentro Del Ocaso.


Hojas amarillentas, camino sin termino
Atardecer silencioso, no es más que eso;
La mente perfecta conspira,
entre aquellas letanías de otoño.

Las aves emigran, se petrifican,
Exclamar vida, volando alto;
Sentenciado está, aquel que va lejos,
Hasta el invierno camina por los senderos.

Las aguas absorben la luz,
rojo y naranja componen su silueta,
imperfecta y con fluidez
el liquido jamas se altera.

Va caminando aquel forastero,
Con andar lento, con compás a cada paso,
El tiempo es su amigo, el viento su susurro,
Las hojas marchitas su paisaje.

Desconocidos transcurren a su lado,
Extraños que van contracorriente,
Cual pez contra el río,
Retroceden hacia otro camino.

Las horas continúan firmes,
Aquel laberinto se extiende al frente,
Las ramas de los arboles danzan;
La naturaleza es siempre eterna.

Recuerdos de verano;
Ahora que la primavera es lejana,
Sus lagrimas resbalan,
Por aquella mejilla añejada.

Hojas amarillentas, camino sin termino
Atardecer silencioso, no es más que eso;
La luz se desvanece,
Ya muere en el horizonte.

Autora: Elvira Álvarez F.